En la carretera a Mazatlán, un incendio estremeció el tranquilo ejido 15 de mayo, cuando el aserradero “Cacualines” se convirtió en una infernal masa de llamas. Gracias a la rápida intervención de los valientes bomberos de Durango, el desastre fue contenido en tan solo 4 minutos.
La situación era crítica, con el temor latente de que las llamas se extendieran a áreas circundantes. Se estima que alrededor de 120 troncos fueron consumidos por el fuego, además de una parte de la estructura de ladrillos del aserradero. Sin embargo, gracias al rápido accionar de los equipos de emergencia, el incendio fue sofocado antes de causar mayores estragos.
Para hacer frente a la emergencia, se desplegaron dos máquinas de ataque rápido y una pipa de agua, que fueron fundamentales para controlar las llamas y evitar una tragedia mayor. Un detalle esperanzador es que, a pesar de la magnitud del incendio, no se reportaron trabajadores heridos.
Este incidente sirve como un recordatorio de la importancia de la pronta respuesta ante situaciones de emergencia. La coordinación efectiva entre las autoridades y los equipos de rescate ha evitado una tragedia mayor en el ejido 15 de mayo.