Es una bendición que mis hijos tengan que comer: Ana Alanís

Ayudan comedores, como el “Octavio Paz”, a familias de más escasos recursos

Ana Alejandra Alanís Rosales, mamá de tres niños, de cuatro, siete y 10 años de edad, sabe del miedo de no tener para alimentar a sus hijos, pero ahora que a diario van al Comedor Comunitario Octavio Paz, que creó Toño Ochoa, está feliz.

“Que mis hijos tengan que comer es lo más bonito para mí como mamá”, expresó contenta a su llegada al centro, en donde todos los días almuerzan y comen sanamente, gracias al apoyo de Toño Ochoa, recalcó.

Desde su silla de ruedas dirige a sus tres niños para que recojan su plato; esta vez hay arroz blanco, con picadillo y ensalada. Siempre son diferentes comidas, pero muy antojables; hay un excelente servicio de las cocineras, a quienes ya les han agarrado cariño, reconoce.

“Desde que Toño Ochoa creó el comedor hay más tranquilidad, porque la comida es segura, por eso estamos muy contentos y agradecidos, porque es el mejor apoyo que nos pudo dar”, relata conmovida.

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Ana tiene una discapacidad física ocasionada por el desgaste de cadera y rodilla que la imposibilita a trabajar; en las últimas semanas su esposo quedó desempleado, así que, para ella, el Comedor Octavio Paz “es una bendición”.

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